martes, 29 de octubre de 2013

Katy Perry - Prism, para gustos, los colores.

El pop está en una era de transición. Sin duda. Las vivimos cada pocos años. Que si del dance al r&b, de los baladones a los temas veraniegos, siempre hay un estilo de moda que arrastra a todos los que se encuentran en la escena pop. Sin embargo, hay algo distinto esta vez. Normalmente, un disco o un single se sale del molde, coge un estilo diferente, lo peta y, por consiguiente, hace que todos los artistas pop se dediquen a sacar temas de ese estilo. Pero esta vez, la industria ha ido cambiando hacia diferentes órbitas: podríamos decir que ahora se llevan los noventa (Justin Bieber - All That Matters, Rihanna - Loveeeeeee Song); pero también podríamos decir que se lleva el indie (Gotye - Somebody That I Used To Know, Lorde - Royals); los medio-tiempos/baladas (Rihanna - Diamonds;  el mismo segundo single de Prism); sin olvidarnos del dance, que David Guetta y Calvin Harris tienen que comer (aunque incluso ese género van sufriendo variaciones: Avicci - Wake Me Up, Ellie Goulding con Madeon - Stay Awake). No queda claro qué dirección tomar, qué va a triunfar, qué mola en una actuación (solo hay que ver la de Miley en los VMA), qué fotógrafo es el que mejor fotos hace (es pensar en el pastón que gana Terry Richardson y se me revuelven las tripas), qué portada puede marcar un antes y un después (¿habéis visto la de ARTPOP de Lady Gaga? ¡qué horror!). El pop está en confusión, pero eso no tiene por qué ser malo; si no sabes qué hacer, hazlo todo. Parece que esta es la filosofía seguida por Katy Perry para su tercer álbum de estudio, Prism, ¿le sale bien?

El disco en cuestión abre con su primer single: Roar. Me pasó lo mismo que con Applause, al principio me gustó pero me fui dando cuenta de lo genéricos que son. Roar es predecible, bastante lineal, cogiendo la fórmula de Teenage Dream y quitándole cafeína. No puedo decir que moleste mucho en Prism porque si es el primer track es porque no pega nada entre el resto de temas, aunque cada uno sea de su padre y de su madre. Y eso es bueno, porque Roar nunca me gustará. 6/10.
Si pensabas que solo Gaga y Rihanna se inspiraban en música del mundo para su música (la primera, por ejemplo, en la música mariachi; la segunda, en el reggae caribeño), eso era antes de Legendary Lovers. Es difícil clasificar este tema: no es un tema movido, ni tiene demasiada fuerza; pero tampoco es un medio-tiempo. Sea como sea, esa melodía que te hace dejarte llevar, esos toques que te transportan al Tibet y ese juego vocal en el “we could be” del estribillo te van a cautivar. Si no, al tiempo. 9,5/10.
Mezclando el ritmo de California Gurls y el ambiente festivo noventero nos llega Birthday. ¿Que Mariah Carey lo hubiese metido en su primer álbum? Pues no sé, pero lo que sí sé es que Perry lo ha metido en su tercero, y demos gracias. No es que sea el Santo Grial del pop, pero Birthday es tan disfrutable, tan del rollo Party de Beyoncé, que no pararás de moverte cuando suene en tu iPod. 8,5/10.
Continuamos con otro tema movido y divertido. Ya os hablé de Walking On Air, que revive el dance noventero de una forma fresca y atrevida. Ya sabéis que la última década del siglo XX está más que de moda en el pop, y Katy lo sabe. Tenía que haber sido single. 9,6/10.
El segundo single de Prism, Unconditionally, tiene una entrada en este blog en el que no hago más que piropearle. Aprecio mucho cuando una artista lanza como single una balda, sobre todo teniendo temas dance machacones en el disco. Unconditionally es, como single, una maravilla, un himno gay, una balada elegante y preciosa. Sin embargo, en Prism, entre trallazo y baladón, este medio-tiempo desluce un poquito. Veremos qué puede hacer el vídeo. 8/10.
No todo es bonito, no todo son cumpleaños ni caminatas por el aire. Toda familia tiene oveja negra, pero en Prism, es un caballo. Os hablé de Dark Horse hace tiempo. No me gusta. Dark Horse une una gran melodía de Katy con una grandísima base electro-urban. Una delicia por separado, una horterada junto. Perry, los ritmos urbanos le van a Riri, no a tu voz. 5/10.

A veces hay temas que escuchas y, por mucho que no entran dentro de tu esquema de 'canción perfecta', te enganchan. This Is How We Do tiene una letra demasiado predecible, una producción muy básica, y tampoco es que sea algo nuevo en la carrera de Perry (¿alguien ha dicho Last Friday Night (T.G.I.F.)?). Sin embargo, la melodía, el ambiente en plan concierto y, sobre todo, ese “eh? no, no, no, no, bring the beat back!”, lo convierten en un tema que debe sonar en cada fiesta, que debería haber sido primer single, un himno de la música de fiesta sin necesidad de puentes dubstep ni dance machacón. Así sí. 10/10.
Al siguiente tema es difícil pillarle el punto. No está mal, pero entre tanto dance tan bien hecho, International Smile suena plana y genérica. Ese punto final de Daft Punk no me desagrada nada, pero no llega a convencer. Del montón. 7/10.
Katy sabe que Teenage Dream no solo fue un discazo por los hitazos, sino por esos medio-tiempos entre el pop y el rock, sencillos y agradables. Por eso, en Ghost, ha querido traer de vuelta uno de los mejores temas de TD: Pearl. Tú sí que molas, Katy. Y la letra es de las más jugosas de Prism. 9/10.
Seguimos con medio-tiempos. Love Me es adictiva porque las melodías de esta mujer siempre lo son. Pero sí, le falta algo, esa base suena a muy poquita cosa. Una pena. 7/10.
Ahora sí que no. Vale, yo entiendo que en el pop hay muy poco por hacer y que Gaga lo hizo con Express Yourself de Madonna y no pasó nada. Pero no puedes colarnos una versión realentizada del magnífico-perfecto-expléndido Dancing On My Own de Robyn y quedarte tan ancha. Con This Moment te ganas el suspenso, maja. 4/10.

Tres letras, una palabra, un nombre que no habéis parado de oír: Sia. Ha producido muchos de los hits de los últimos años. Y Katy Perry quiere un poco de eso. Sin embargo, en Double Rainbow, parece que Sia no se hubiese tomado el café de la mañana. Las canciones de esta mujer suelen ser baladones con mucha fuerza (salvo magníficas excepciones como Kill & Run), pero aquí se queda a medio camino, con un tema que aburre un poquito. 6/10.
Cuando tienes un tema que suena triste e intenso, tienes dos opciones: darle una producción electrónica y que pierda su esencia, o hacerlo sencillo y minimalista. By The Grace Of God suena a la última opción, y como es la única de su estilo en Prism, no aburre, sino que consigue su propósito: emocionar. Muy buen fin de la versión estándar. 8/10.

Las versiones deluxe suelen tener temas peores, hechos para los fans, que se tragan cualquier cosa. Digo suelen, porque, a veces, esconden maravillas como este Spiritual. Sensual, mística y difícilmente olvidable. No es un tema complicado, y eso mismo lo hace perfecto. Así sí. 9,5/10.
Cuando creía que lo de Spiritual era una excepción, volvemos a encontrarnos un temazo en la versión deluxe del disco. La parte grandiosa de TD que traía de vuelta Ghost se da totalmente de manifiesto en esta parte del disco. It Takes Two suena a algo que sí podría haber hecho Sia, pero, a su vez, a algo que solo Perry podría meter en su disco. Muy buena. 9/10.
Choose Your Battles, que clausura Prism del todo, hubiese sonado bastante aburrido en la versión estándar. Aquí, no es que suene a temazo: le faltan retoques, y se nota. Pero tampoco destroza el disco, solo suena algo peor. 6/10.


Perry me la había colado. Esos adelantos me pusieron la piel de gallina, haciéndome esperar un disco en el que los temas solo se rigiesen por querer números 1. Sin embargo, Prism, como un prisma, recoge la música de Perry y lleva a cada tema en una dirección, cada tema de un color. Ni resulta agobiante, ni plano, ni genérico: Prism tiene muchísimos buenos momentos y los malos no son tan malos. Quizás la segunda parte de la edición estándar es un poco peor, pero, sin duda, este disco sí merece el éxito que está cosechando. Bravo, Katy Perry.

“There's just an echo where your heart used to be.”

domingo, 27 de octubre de 2013

Lady Gaga - Venus, parece que la madre monstruo ha decidido recuperar su esencia.

La reina de las expectativas altas está a puntito de sacar álbum. No es un secreto que ARTPOP estará en tiendas el 11 de noviembre (el 4 lo podremos oír en iTunes Streaming), pero lo que sí es un secreto es la dirección artística que va a tomar la chica. Quedan pocos temas en ARTPOP de los que no hayamos escuchado, al menos, unos segundos. Applause, Do What You Want, Aura, ARTPOP, MANiCURE, Swine... De todos ellos y unos cuantos más hemos oído algo; y cada uno es de su padre y de su madre, la verdad.

Quitando demos y versiones en directo, lo que Gaga nos ha traído a modo de sencillos no es que me haya apasionado. Applause es tan genérica que podría ser de cualquiera. Do What You Want, el primero es promocional pero por tener éxito debido a los preorder lo convierto en segundo single, arregla un poco las cosas, pero sigue sin sonar a algo que solo Lady Gaga podría hacer.
Sin embargo, el que iba a ser segundo single, y del que ya no se sabe nada, Venus, ha sido lanzado tras una serie de snippets y presentaciones en vivo.

Venus es como si mezclas la fiebre setentera del auge de las películas de ciencia ficción, los beats oscuros de Born This Way y los estribillos ultra-pop de The Fame. Con una letra excesivamente soez a lo Nicki Minaj (si lo de que pronuncie 'venus' como 'penis' no te ha sorprendido demasiado, espérate a que oigas lo de “your anus, don't you know my ass is famous?), la Germanotta se marca un temazo de pies a cabeza, que quizás como single no pegue ni con cola, pero como album track es un trallazo que no entra ni a la primera ni a la segunda, pero que, una vez que le coges el truquillo, se te pega en la cabeza sin poder salir.

A aquellos que no les gusta la Gaga oscura y excesivamente teatral, que se abstengan de escuchar Venus. Producida por ella misma, es una canción que nos trae de vuelta a esa Germanotta asalvajada, con fuerza. Que sí, que Applause y Do What You Want están muy bien para la radio, pero Gaga es Gaga por lo que es, y Venus, sin llegar a ser el nuevo Bad Romance como algunos se adelantan a decir, se confirma como un tema que a mí, por lo menos, me hace respirar tranquilo por lo excesivamente comercial que me parecía ARTPOP. Gaga, entre esto y Aura, me has vuelto a atrapar.

“I wonder if this could be love.”

lunes, 21 de octubre de 2013

Lady Gaga feat. R. Kelly - Do What You Want, producción + melodía = no.

Iniciando cuenta atrás. 3, 2, 1... ¡ARTPOP! El cuarto disco de Lady Gaga está al llegar -el cuatro de noviembre lo escuchamos en iTunes streaming-, y, después de un (excesivamente genérico) primer single, Applause; una demo, Aura y el esperanzador snippet de G.U.Y (Girl Under You), la Germanotta nos adelanta el primer single promocional:  Do What You Want.

Con un sonido noventero, la chica se nos marca un tema que, melódicamente, es exquisito. El rap de R. Kelly ayuda, sin duda; qué hombre más carismático. La letra también tiene su aquel: una llamada de atención a las críticas seguido de un “me dais completamente igual, no vais a callarme”. Sin duda, lo grande de este tema es lo fácil que entra: por fin, la hija de los dueños del restaurante más odiado de Nueva York se deja de profundidad y misticismo; se ha dado cuenta de que es una artista pop y actúa como tal.

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Te puedes inspirar en el principio de los noventa, no pasa nada; pero era una época en la que el dance seguía acechando y el pop se volvía muy melódico, y es justo lo que tenemos. ¿Qué ocurre? Que mientras que la melodía te engancha, la base no pega ni con cola, es excesivamente sencilla -que no simple- y solapa la voz a ratos. Muchos podrán caer en la trampa de culpar a DJ White Shadow, productor del tema, pero, Gaga, asumir el control de tu carrera tiene un punto negativo: si una base es mala, te llevas las culpas igual que el productor. El tema no es malo; es divertido, con ritmo, con un R. Kelly que sobresale y una Lady que nos ofrece un vozarrón, es muy pop, y eso lo agradezco. Pero, ¿podría haber sido mejor? Pues, sin duda, con una base simple, dejando a la voz como protagonista, hubiese sido mucho más temazo.

Ni bien, ni mal; ni temazo, ni horror; mejorable, simplemente mejorable, pero dándonos la esperanza de que ARTPOP va a ser muy, muy pop.

(Y, sí, es mejor que Applause.)

“But then you print that shit that makes me want to scream.”

domingo, 20 de octubre de 2013

Justin Bieber - All That Matters, el chico va cumpliendo su promesa.

Se me había olvidado lo de los #MusicMondays, perdonadme. El caso es que, Bieber, en una estrategia un poco rara, ha lanzado otro tema. Esta vez, All That Matters. Cuando os hablé de la primera, os dije que los noventa habían poseído a Bieber y nos había dado un tema más maduro y sensual que lo que solemos obtener de él. Junto con aquel Heartbreaker, recibimos una promesa de Justin: cada tema va a ser mejor. ¿Lo cumple con All That Matters?

Si el primer tema era una balada, aquí el ídolo adolescente va calentando el motor con un medio tiempo mucho más sensual y mucho más adictivo. Un tema inspirado en su tocayo Justin Timberlake, con una base que a ratos recuerda a las bases de Kanye West en My Beautiful, Dark, Twisted Fantasy. Aquí, nos encontramos una canción en la que Justin sabe conseguir el punto entre contentar a sus fans y seguir los pasos de la industria.

A algunos os sonará falso y artificial, a otros, os parecerá un gran sentido de madurez en el chico. Lejos de lo mal que pueda caerte, lo estúpido que sea a veces y lo insoportables que son algunas de sus fans, no puedo quitarle mérito: All That Matters es un temazo, que da una atmósfera de sensualidad y relax total. Parece que niño que cantabaBaby va madurando (musicalmente).


“What's a king bed without a queen?

Katy Perry - Unconditionally, la Perry nos la ha jugado.

La expectación que tenía por el comeback de Katy Perry era bastante grande. Teenage Dream me había parecido limpio, sencillo y sin pretensiones, un discazo pop en el que podíamos encontrar a una Katy que había logrado el punto medio entre ser ella misma y ser una popstar controlada por una discográfica. Temas pop sencillos, temas más influenciados en el rock, baladas melancólicas, canciones divertidas... Todo cupo en Teenage Dream. Ese producto, que de por sí parecía magnífico, fue apartado a un lado tras una fuerte promoción, con un mensaje de Perry que nos hizo pensar que había algo mejor que Teenage Dream: “mi nuevo disco va a ser oscuro”. Ante esa ilusionante noticia, me di de bruces contra el suelo con el irregular Roar, que sonaba a lo mismo de siempre y hasta con menos gracia. Bueno, no pasa nada, confirmamos que el disco no será oscuro. Sin embargo, con la salida del primer single promocional, Dark Horse, me temí lo peor: ¿Prism iba a ser un disco en el que, mediante temas genéricos o temas que copiaban la fórmula de Rihanna, solo buscaba el éxito en los charts?

Hace unos días, Prism fue filtrado. No he tenido mucho tiempo de escucharlo, lo he hecho solo una vez -aunque tampoco me gusta escuchar discos antes de su lanzamiento oficial-, pero ya os digo que la crítica no va a ser mala. Y nos lo confirma Unconditionally, en el que Perry vuelve a coger un poco de la fórmula de Rihanna pero, esta vez, no suena cutre o extraño: suena perfecto.

Con una base casi ambiental, una voz más oscura y rota que a lo que nos tiene acostumbrados y una letra sacada un poco de manual de autoaceptación, Perry une Wide Awake a Fireworks para darnos un segundo single elegante, magníficamente producido, tranquilo, que quizás no tiene la chispa de Diamonds, pero que es una delicia para los oídos.

El pop sigue sin estar acostumbrado a la música diferente al dance, y esto es un gran paso adelante para salvar una industria que ha quedado estancada con bases idénticas y letras que hablan de fiesta y sexo. Katy, así sí.

“Acceptance is the key to be, to be truly free.”

domingo, 13 de octubre de 2013

Lorde - Pure Heroine, heroínas de último curso.

¡Aaaaah...! Los maravillosos dieciséis. Todos recordamos los dieciséis. Una edad en la que se cambia, se madura, se hacen por primera vez cosas que tus padres no te dejan hacer, se encuentran amigos con coche que te llevan donde quieras y te dejan en casa una hora antes de que tus padres se despierten... Una edad maravillosa. Sin embargo, en el Takapuna Grammar School, hay una alumna que recordará sus dieciséis, más que nada, por lanzar un EP, un disco, y conseguir un Top 1 en nada más y nada menos que la Billboard Hot 100.
La chica ha demostrado que es de armas tomar. Compositora y co-productora, con influencias que van desde el hip-hop hasta el grupo más indie que te puedas encontrar, sin necesidad de explotar su sexualidad, eliminar su rizo natural o incluso maquillarse. Lejos de que el título de su álbum sea una especie de juego de palabras -ya que, 'lord' (señor) + 'e': Lorde; 'heroin' (la droga) + 'e': 'heroine'-, sí que creo que Lorde es una pura heroína. Por primera vez en años, una adolescente compone, co-produce, habla de temas que sí son prácticamente específicos de la adolescencia -que, oye, los adolescentes también se enamoran, pero Lorde tiene algo de razón en que la popularidad es algo que obsesiona más a un adolescente que los temas de amor de los que hablan las canciones de Justin Bieber- de una forma madura, a veces rozando lo poético. Solo por eso, la chica ya merece algo de atención.

Aunque no estoy muy de acuerdo con que sea el tema de apertura, Tennis Court es lo primero que escuchamos al reproducir Pure Heroine. El tema, que ya conocíamos de antes por ser el segundo single, sigue siendo un temazo. Un medio tiempo/balada aderezado con una letra que habla de cómo los adolescentes se obsesionan con actuar de un modo distinto y hacer cosas que no les gustan -aquí, el tenis, pero está claro que no es a lo que se refiere realmente- solo por ser popular; unos 'yeah' adictivos y una forma de cantar inspirada en el hip-hop -como ya hacía Lana Del Rey en National Anthem-. Grandísimo tema. 10/10.
El siguiente tema, 400 Lux, tenía que haber abierto el álbum. Con una original base, Ella -nombre real de Lorde- nos desprende un tema en el que, de forma sutil, nos habla de cómo la gente de su edad bebe para matar el tiempo. Algunos pensarán que lo está criticando, otros que no; lo que está claro es que nos cuenta cómo, fruto de lo monótono de sus vidas, solo pueden ir a los mismos sitios de siempre y vaciar botellas. Cuesta acostumbrarse a 400 Lux, pero esos 'and I like you' te acaban enganchando. 9/10.
Su gran éxito. Royals será siempre 'el tema' de Lorde. No sé si volverá a tener algún éxito o será una one hit wonder -tiene material como para, por lo menos, algún número uno más-, pero Royals es la puerta de entrada al mundo Lorde. La gente se comenzará a interesar por ese sonido limpio y sencillo, ese coro que aparece por momentos, ese puente casi rapeado, esa mezcla de pop indie con soul y ese ritmo electrizante. Si no lo he escuchado cien veces, no lo he hecho ninguna. La letra es casi magistral, sobre todo para alguien de su edad, rechazando los lujos y la fama porque no va con alguien como ella, y le da igual, al menos ella no es cazada en un lío amoroso. 10/10.
Tras Royals, viene la que Lorde ha calificado como la canción más madura del álbum. Ribs es, sin duda, el baladón en un disco que está compuesto, principalmente, por medio-tiempos. En una sociedad en la que los adolescentes sueñan con crecer y ser adultos, Lorde dedica un tema a la juventud, a cómo le encantaría poder compartir la cama con su amigo sin que el tema del sexo saliese a relucir en sus mentes, a reírse sin que eso signifique que están tonteando, aunque sabe que eso nunca puede ser suficiente. Un tema en el que Lorde mira atrás y ve cómo esos buenos momentos son irrecuperables, no porque no pueda intentar imitarlos, sino porque hacer lo mismo que hacía cuando era pequeña ya no puede darle la misma felicidad. Musicalmente, puede no ser un trallazo, pero esa letra es magnífica. Por cierto, si escucháis el disco con los audios que subió Lorde a su canal de YouTube, os aviso que Ribs no está en versión álbum, es un directo. 9,5/10.
Buzzcut Season continúa el disco. Con una base menos oscura que sus temas anteriores, Ella nos habla de vivir en la ignorancia -que ella relaciona con vivir en la piscina-, de vivir en un mundo interior en el que, como nada es real, nada puede estar mal. Un gran tema que al principio puede sonarte algo mediocre pero que te acabará enganchando con ese 'but I live in a hologram with you' en el que la voz de Lorde suena oscura y soberbia. 8,75/10.
La canción más comercial del disco, el tercer single, Team. Team es el tema con el que toda persona debería comenzar a escuchar a Lorde. Un inicio adictivo en el que la voz de Lorde se va haciendo mucho más grave mediante efectos de voz mientras repite 'the call I'll send' abre un tema en el que la melodía es la más pop del disco, hablando de cómo siempre ha soñado con salir del suburbio en el que vivía, que la hacía infeliz aunque también le hizo ser más madura y arreglárselas por sí misma. De sus mejores, sin duda. 10/10.
Con un sonido mucho menos oscuro que cualquier tema anterior que hayas escuchado de Lorde, arranca Still Sane. No es que sea mala, es que no tiene nada que te enganche a ella como otras. Eso sí, está claro que si está en el disco es porque su letra, en la que, básicamente, nos explica que aún no está acostumbrada a la fama y que lo de estar todo el día ocupada la abruma todavía, pero que no será otra adolescente caída en desgracia como Lindsay Lohan o Paris Hilton. 7,5/10.
La mayor sorpresa del disco tiene de nombre Glory And Gore. Un tema que recuerda mucho a Lana Del Rey -esos 'ooh' de los versos y ese sonido oscuro a lo Gods & Monsters-, con un ritmo que no la hace bailable pero que te va a hacer mover el pie. Maravillosamente producida, con un puente electrizante, Glory And Gore habla de la primera impresión que le dio la fama, como si fuera un ring en el que hay que luchar para mantenerse arriba. Magnífica. 10/10.
Recuperando el sonido con más luz llega White Teeth Teens, en el que la popularidad de instituto vuelve a ser protagonista. Los white teeth teeens son los chicos populares, y, en este tema, Ella nos deja saber que nunca fue una de ellos, que es algo que parece ir en la sangre. Particularmente, no la veo tan maravillosa como el resto dice que es, no tiene nada que me llame, aunque me parece resultona la metáfora de los adolescentes con los dientes blancos. 7/10.
Con un sonido que a veces recuerda a Madonna, un cambio absoluto en el sonido del disco, llega A World Alone, que consigue dar en el punto exacto con una letra que habla de olvidar las críticas destructivas y los comentarios negativos, porque siempre habrá alguien que no tenga interés en criticarte. Un tema que necesitaba un sonido así, y que se hace aún más genial cuando, mientras ella repite 'but people are talking', suenan de fondo voces de gente hablando. Y ese 'let'em talk' final es genial. 9/10.

Parecía difícil que llegase alguien como Lorde, que alguien supiese acertar con sus letras sinceras y su estilo propio. No es que Lorde sea perfecta, el debut puede salirle bien pero para su segundo disco tiene mucho que superar; sin embargo, con este primer disco, se confirma como una de las grandes del indie actual. Quizás no 'la reina de la alternativa', como se han aventurado a llamarla, pero sí una de las mejores. Bravo, Ella Yelich-O'Connor.

“We live in cities you'll never see on screen.”

jueves, 10 de octubre de 2013

Miley Cyrus - Bangerz, paralelismos y algunos riesgos.

Miley es una superestrella. Pero de las de verdad. No de esas que hacen alguna locura y el mundo le ríe las gracias. No. Miley puede carecer de muchas cosas, pero si hay algo que nunca le ha faltado, ha sido atención mediática. Primero, con, para mí, la última gran serie de Disney Channel: Hannah Montana. Después, con su paso a la madurez -y pensar que nos sobresaltábamos porque saliese con camiseta y bragas en el vídeo de Who Owns My Heart?- Por último, alcanzando su tope de fama, con su repentina ansia de desnudarse o bailar sensualmente.
He dicho mil veces que no soporto a Miley en esta era. Sí, la chica ha tenido éxitos anteriores, pero, desnudándose o rozando la entrepierna de Robin Thicke, lo único que demuestra es que, para triunfar en el pop mainstream, necesita polémica -pues Can't Be Tamed no fue precisamente un exitazo-. No pasa nada por desnudarte si lo usas como una técnica secundaria, y si demuestras que no lo necesitas para tener éxito, pero con la promoción de Bangerz, las polémicas han sido lo que más sobresalía -por encima de la música- y en ningún momento ha dicho “eh, que tengo talento y no necesito mostrarlo desnuda”.
Cyrus quería alejarse de su pasado de Hannah Montana y, sin duda, ya no vemos a esa quinceañera que se ponía una peluca y se convertía en una popstar; sin embargo, por mucho que duela, yo no veo a una mujer hecha y derecha que juega sutilmente con su sensualidad, sino a una adolescente que, por falta de madurez, autoestima o lo que sea, cree que convertirse en un juguete sexual es guay, cuando solo es denigrante para la mujer.

Sin embargo, no escribo esta entrada para hablar de esta tremendamente exitosa campaña publicitaria, sino de la música.


Bangerz abre con Adore You, que muchos fans consideran un temazo absoluto. Un baladón melancólico, relajante y lento que a muchos puede maravillar, pero que a mí me parece una basurilla comparada con aquel perfecto Stay. Que contente a sus fans, que a mí me deja frío. 6/10.
Seguimos con aquel primer single que, a parte de aquel vídeo que hoy me parece hasta recatadito, me encantó. We Can't Stop es un tema diferente a lo que suena en la radio, pegadizo sin ser pegajoso, con ritmo sin ser dance, tranquilo sin aburrir. Justo lo que escuchas antes de ir de fiesta o al volver. Muy buena. 9/10.
It's Britney, bitch! La princesa del pop se hace presente -aunque de forma casi anecdótica- en SMS (Bangerz), que bebe de los ritmos enérgicos y los sonidos oscuros de Blackout más a modo de homenaje que de copia o inspiración. No le veo mucho sentido a eso de reciclar un sonido que, realmente, nunca ha salido del pop mainstream, pero el tema tiene su ritmo, su estilo, y el rap de Britney es Blackout puro y duro. 7,75/10.
Los verdaderos temazos no se demoran demasiado, y nos viene 4x4, en la que colabora con Nelly. Un tema con un ritmo enfermizo, una melodía sencilla repetitiva -sin cansar- y una producción en la que se saborea un cierto regustillo a años noventa, con sus beats que se convierten de repente en sonidos latinos. El speech/rap de Miley es muy bueno, la verdad. Lo quiero de single. 10/10.
Si hay algo a lo que me recuerda Bangerz es al maravilloso Unapologetic de Rihanna. Su música urban, sus ritmos acelerados, sus temas tranquilos y relajantes. En 4x4 y Adore You ya podemos avecinar un poco de ese sonido, pero es que, el siguiente tema, My Darlin', que samplea Stand By Me, es idéntico a Loveeeeeee Song. Y sí, ¿adivináis quién colabora? Future. Eso sí, me resulta bastante menos aburrida que la del disco de Rihanna, así que punto para Cyrus. 8/10.
La alegría que me llevé cuando Miley lanzó como segundo single una balada, Wrecking Ball, quedó algo ahogada por el vídeo. Igualmente, Wrecking Ball sigue siendo una balada soberbia que en el estribillo se queda algo corta y que, melódicamente, no tiene demasiada gracia, pero a la que salva la producción electrónica de los versos, que corre a cargo de Dr. Luke y Cirkut. 9/10.

Vuelven los paralelismos con Unapologetic, esta vez a cargo de Love Money Party, en la que participa Big Sean. Melódicamente es Cockiness (I Love It), pero es que la base es la de Pour It Up a la que le han añadido en el estribillo una parte a teclado a lo película de terror cutre de los 70. Ni fu, ni fa. 6,5/10.
El tema siguiente, #GETITRIGHT, recuerda ligeramente a Nobody's Business de Ri, pero esta vez no puedo decir nada porque el tema es absolutamente de Pharrel Williams y es su sonido con un toque veraniego. Tiene ritmo y personalidad, no es que sea la mejor del disco pero no me disgusta nada. Eso sí, ese mini-puente hablado rompe al completo la atmósfera noventera. 8/10.
El siguiente tema de Rated R es Drive. Ah, no, que esto es Bangerz. El tema es bueno, con una producción muy adulta, que recuerda un poco a la Miley de su anterior disco, pero que, inevitablemente, me lleva a acordarme de la obra cumbre de Rihanna. Da igual, sigue siendo muy bueno, algo larga, pero buena. 9/10.
He dicho que 4x4 era un temazo, y sí, no creo que merezca algo menos del 10. Sin embargo, ahora viene algo sorprendente, inesperado, carismático y realmente esperanzador. FU, con French Montana, es un tema en el que la Cyrus muestra su rabia y su buena voz rodeada de una atmósfera teatral y llena de furia. Un tema clave en su carrera, que no tiene futuro como single pero se convierte desde ya en un guilty pleasure y en el primer once de Pop Sin Ley. No es que no haya hablado de canciones mejores, es que no esperaba algo con tanta personalidad en este disco. 11/10.

No sé si es por lo maravilloso del tema anterior o porque, ciertamente, cojea de una pata, pero Do My Thang resulta un poco ridícula. Tiene un estribillo perfecto para un tema pop, pero Cyrus se empeña en meterlo entre beats urbanos y un vocoder que repite hasta la saciedad “yeah”. No es mala, solo que podría haber sido mejor. 7/10.
El siguiente tema, Maybe You're Right, es como el opuesto de Wrecking Ball. Porque en los versos es bastante desechable, pero el estribillo te atrapa. Sencillamente. Vemos a la Miley de siempre, a la que quiere renegar de su discazo anterior. La vemos y me alegro de ello. 8'5/10.
Can't Be Tamed vuelve al completo con el último tema de la edición estándar de Bangerz, Someone Else. Vuelve a usar la técnica de Wrecking Ball de acortar las sílabas para parecer que las escupe, y aquí le queda aún mejor. Me gusta mucho. 9/10.

No podía faltar el homenaje de Michael Jackson. En una muestra de pocas luces, la hija de Billy Ray dijo que quería que Bangerz fuese tan bueno como Bad. Bueno, sin comentarios sobre eso, pero On My Own suena divertida y diferente, sobre todo en los beats del inicio del tema -que son los mismos que los de después de cada estribillo-. Nada mal. 8'25/10.
Los finales de un disco son sagrados para mí. Y puedo perdonar que el tema no sea tan bueno como el resto, pero no que sea un despropósito. Hands In The Air, con Ludacris, cumple todos los tópicos de temas que se han estado llevando los últimos años. Aburridísimo y demasiado típico. 4/10.

Miley, ojalá hubieses sacado un disco malo. En serio. Si Bangerz hubiese sido una basura, me hubiese dado igual todo lo de la polémica. Pero tenemos un álbum variado, interesante, entretenido, con sus fallitos y sus parecidos razonables, pero nada malo. Y, sin embargo, tú te empeñas en mostrar una imagen que te dará visitas en YouTube y hará ríos de tinta sobre ti, pero que no hará más que hacer que muchos no te tomen en serio, como pasó con tu anterior disco. Allá tú, yo me quedo con la música, tú ya te darás el batacazo. De todas formas, más que bien tu trabajillo, Destiny Hope.

“Send me roses, I just let'em die. I was crazy thinking you were mine.”

martes, 8 de octubre de 2013

Pitbull featuring Ke$ha - Timber, a mí me sacáis la versión sin el pseudo-rapero y me tenéis a vuestros pies.

Ke$ha nunca me ha caído mal. Creo que, después de Britney Spears, como persona es la que más me gusta de la pandilla de popstars. La chica puede tener el mismo talento en composición que, por ejemplo, Katy Perry, pero la forma en la que se venden es muy distinta. No es que Katy se auto-proclame una genio, tampoco es eso, pero Ke$ha sabe qué tipo de artista es y, reallities en los que sale haciendo pis a parte, nunca ha sobrevalorado su música como otras -y no me refiero necesariamente a Perry, supongo que sabréis a quién me refiero-.

Después de un Warrior con un hitazo como Die Young pero unas ventas bastante decepcionantes, toca single de éxito. No podemos negar que, si hay alguien que convierte en oro lo que toca, ése es Pitbull. Una especie de rapero que se basa en decir estupideces (atención a la joyita “I have'em like Miley Cyrus, clothes off, twerking on a rosetón” que nos suelta aquí), mezclando inglés y español y quedándose tan ancho. No me gusta, es más, me parece un parásito de la música, pero, desde hace un año más o menos, lo que lanza no es tan absurdamente malo, así que, si te tapas los oídos en la parte de su rap, Timber puede ser muy bueno.

Musicalmente, estaréis de acuerdo conmigo en algo. Timber, en melodía y coros, suena idéntica a Die Young. Es curioso, porque son dos temas muy veraniegos pero, en ambos casos, su lanzamiento se remonta a finales de la época estival. Pero no pasa nada, se lo perdonamos porque Die Young fue tan buenrollista que es imposible que no te captase a la primera, y Timber no se conforma con repetir fórmula, sino que, a algún santo se le ha ocurrido poner una armónica. Sí, una armónica. Ese instrumento de metal que casi todo el mundo tiene en casa por alguna parte y que nadie sabe tocar. Tan sencillo como eso. La armónica da la base en prácticamente toda la canción, convirtiendo el tema en un single divertido, original, que tampoco es un gran riesgo viendo el éxito que ha tenido ese dance-country de Avicci, Wake Me Up, pero que nos libra de la monotonía de la radio actual -y más en España, que aquí Royals no suena en casi ninguna parte-, y que espero que tenga mucho éxito.

Nada mal, Ke$ha, así sí.

“Let's make a night you won't remember, I'll be the one you won't forget.”

lunes, 7 de octubre de 2013

Justin Bieber - Heartbreaker, ¿y si nos dejamos de odios y disfrutamos de la música?

Aún es un poco pronto para un nuevo álbum, supongo que estaréis pensando. Es más, si sois de esos que haga lo que haga el chico, lo odiáis, seguramente pensareis que un disco de Bieber siempre llega demasiado pronto. Y sí, el chico, entre un inicio con música de muy dudosa calidad y un crecimiento lleno de polémicas y prepotencias, se merece todo el odio del mundo, pero, lo que es innegable, es que el chaval tampoco es un mal músico. No es lo que haga sea demasiado especial, pero, sin duda, ha demostrado ir bastante por su lado y esforzarse mucho por sus fans -escupitajos desde la terraza aparte-, y eso no está mal.

Sin embargo, no os preocupéis, no tendremos nuevo disco hasta el 2014. Lo que pasa, es que el chico ha decidido lanzar una canción nueva cada lunes -aunque ha twitteado hace nada que a lo mejor esta semana hay dos- como cuenta atrás hacia su nueva película -¡qué manía tienen los popstars de lanzar películas, con lo malas que son!-, Believe 3D, y empieza con Heartbreaker.

Realmente, Heartbreaker no es un nuevo tema, ya que su demo apareció por la red en junio. Sin embargo, mientras que la demo se correspondía a un tema pop bastante desechable, en su versión final coge un poco más de gracia. Los noventa son los nuevos ochenta, están de moda y eso va a ir aumentando. Es justo el momento en el que artistas con un sonido noventero (o incluso artistas de los noventa) pueden triunfar -véase Timberlake, Mariah Carey, Miguel, etc-. Y Bieber quiere aprovecharse del tirón con un tema que no le dará un número 1 en Billboard, pero sí más de un 'así sí'. Heartbreaker tiene ese toque r&b tan tranquilo de los noventa, unido a un punto melancólico con una voz que no deja de sonar a adolescente pero que va cogiendo matices más maduros. No es que el tema vaya a cambiar el pop, pero yo soy un gran partidario de que vuelvan los noventa y, con Heartbreaker, el chico no lo hace nada mal. Tranquila y relajante, un guilty pleasure para los fans -y no tan fans- y que debería hacer a más de uno replantearse las críticas hacia la música de Bieber. Sí, ha lanzado truños, pero con temas así demuestra que, sin ser un genio como intentan proclamarle, está un paso por delante de otras teen-popstars como la boyband One Direction.

Según promete, cada lunes tendremos una canción mejor, así que, si eso es así realmente, parece que tendremos unos cuantos temazos. Y eso que yo al chico éste no le cojo el punto, me cae bastante mal, pero Heartbreaker no es nada mala. Es como una versión menos aburrida de Loveeeeeee Song de Rihanna y Future.

“I hope you believe in us.”

domingo, 6 de octubre de 2013

Rihanna - vídeo de 'Pour It Up', curiosamente, se salva por lanzarlo tarde.

No creo que Rihanna siga mereciéndose la cantidad de críticas que tiene -incluso por mi parte- desde que empezó la era Unapologetic. Que si lanzando baladas, que si mejorando -y bastante- su capacidad vocal. Vale, no compone nada, pero no me sorprendería que, en el próximo disco, el nombre Robyn Rihanna Fenty apareciese en los créditos de más de un tema. Creo que, sin ser una artista como tal, se ha esforzado en ser más que un maniquí de la industria, y con este vídeo lo vuelve a demostrar.

¿Para qué negarlo?, el vídeo de -para mí, uno de los mejores temas de Unapologetic- Pour It Up es un despropósito. En una muestra de falta de elegancia y finura, la de Barbados se pone un tanga vaquero, hace twerk, baila en una barra, se pone una de las pelucas más falsas y feas de la historia del pop, se revuelve entre billetes con un atuendo al más puro estilo Lady Gaga cuando promocionaba The Edge Of Glory. Pero no, Rihanna no es lo peor del vídeo, sino las strippers que se mojan el trasero, se descoyuntan en la barra o forman ángulos de 180º abriéndose de piernas. Esto, unido a una iluminación y un decorado de lo más cutre, nos deja un vídeo hortera y kitsch que horrorizará a cualquiera y divertirá a más de uno.

Entonces, si el vídeo es tan malo, ¿por qué digo que se salva? Porque creo que honra mucho a Rihanna -o a su equipo- que lo lance ahora, para contentar a los fans, que antes, para conseguir promoción del single mediante la polémica. Y es que este vídeo hubiese convertido Pour It Up en más que un éxito urban, podría haber sido un nuevo hit de la de Barbados. Pero, en una muestra de que la era Unapologetic no solo busca el éxito comercial sino buscar la vena sensible de la Navy, el vídeo lo lanza ahora para que sus fans se regocijen viendo las posturas imposibles de la co-escritora de Te Amo.

Como vídeo, Pour It Up es una bazofia -no por lo sexual que es sino por lo mal dirigido que está-. Como gesto, me parece bastante destacable.

Britney Spears - vídeo de 'Work Bitch', esta p*ta sí que trabaja.

Ante todo, pedir disculpas por la tardanza. Esta semana ha sido un completo caos entre estudios y un Wi-Fi que iba cuando le apetecía. El 1 de octubre, Britney lanzó su vídeo para Work Bitch, pero no es hasta ahora cuando puedo hacer una reseña de él, ¡lo siento!

La verdad es que el miércoles pasado me llevé una sorpresa bastante desagradable cuando vi el puesto en el que estaba Work Bitch en Billboard. Mientras que el bajo rendimiento en listas de Applause -para ser un primer single de Lady Gaga- me parecieron justos por lo genérica que es la canción, con Work Bitch me decepcioné mucho, porque me sigue pareciendo un temazo. Que sí, que es otro tema dance rompepistas, pero que no tiene ni punto de comparación con lo que han estado haciendo David Guetta, Avicii o Calvin Harris -entre muchos otros- estos últimos años. Es oscuro, fuerte, con potencia, arriesgado; merecía el número 1 -o el 2, que Royals de Lorde alcanzó el tope y es un temazo con mayúsculas-.
Después, vino el “fracaso” del vídeo. Rihanna lanzaba vídeo para un tema que ya ni era single, Pour It Up, a la vez que Britney sacaba el de Work Bitch, y, sorprendentemente, la de Barbados ganaba por goleada en visitas al vídeo del primer single del octavo disco de Spears. Cosa mala, pero no debería importar a nadie. No voy a hablar del vídeo de Pour It Up aquí, ahora haré la correspondiente entrada, pero está claro que Rihanna tiene la ventaja de que nunca se aleja del todo de la industria -yendo a disco por año- y que en Pour It Up lo más elegante que lleva es un tanga vaquero. No voy a justificar el poco éxito de Britney -esperemos un par de semanas para llamarlo fracaso-, pero aquí la intérprete de Toxic jugaba con desventaja.

Yendo a lo que nos concierne, el vídeo no es, para nada malo. Nunca he sido demasiado fanático de la videografía de Britney, ha tenido unos cuantos buenos vídeos pero desde Blackout inclusive no había lanzado nada que me hiciese pensar que la princesa del pop seguía aquí -quizás I Wanna Go, pero tampoco es maravilloso, solo divertido-. Con un esfuerzo que más que buscando lo comercial me parece bastante destacable por ser un intento de contentar a sus fans, la chica vuelve a bailar, vuelve a tener vídeos ambiciosos, vuelve a componer (se ha dicho que en el disco todas las canciones llevarán su nombre en los créditos y en dos figurará como única compositora) y, según parece, está tomando clases de canto. Realmente, se ha demostrado estos años que son cosas que no necesita un artista para triunfar, pero ella lo hace y tengo que halagarlo.
El vídeo, dirigido por Ben Mor, tiene sus más y sus menos. Realmente, es un vídeo que, como concepto, es maravilloso. Que si el desierto, que si los maniquíes explotando, que si la piscina con tiburones e iluminación de colores, que si el cuarto de los espejos y el rótulo de neón que dice 'work bitch'. Son muy buenos ingredientes para un vídeo que podría haber sido maravilloso. El problema no es la falta de ideas, sino la mala ejecución de éstas. La mayoría de escenas -excepto la del desierto, que es la única verdaderamente bien trabajada-, dan la impresión de que podrían haber dado más. El escenario del rótulo de neón es increíblemente bueno y simple visualmente hablando, pero no le sacan partido. Sin embargo, la escena de la piscina, que tampoco es que tenga nada característico, se muestra en el cincuenta por ciento del vídeo. Por no hablar de cuando la iluminan con colores, que a mí me resulta muy cutre.
La coreo tampoco se salva. No es que sea mala, es que Work Bitch tiene el potencial para darnos una coreografía mucho más enérgica y resultona, y la que nos da no llega a dar la talla.

Por supuesto, el vídeo tiene momentazos, planos muy buenos, ratos en los que la coreografía sí llega al nivel del tema, y por la cantidad de planos y cambios de tonalidad y color, el vídeo no aburre en ningún momento. No puedo decir que sea un vídeo magnífico, pero no es, para nada, malo.