viernes, 9 de mayo de 2014

Lily Allen - Sheezus, un disco sorprendentemente eficaz pero con muchos fallos.

Cinco años. Cinco años es lo que ha tardado Lily Allen en sacar un nuevo disco. Puede que en cinco años a Rihanna le de tiempo a lanzar... cinco discos, pero Lily en este tiempo ha decidido quedarse en la sombra, observar todo desde fuera y ocuparse de su familia.
Que ha tenido tiempo para observar el panorama desde otra perspectiva es algo que se hace más que obvio en este tercer disco de la cantante que estuvo a punto de cambiarse el nombre a Lily Rose Cooper en este disco, ya que la grandísima parte del trabajo está compuesto de temas en los que Lily, a veces con más acierto y otras con menos, habla de distintos temas de la industria musical de hoy en día, ya sea la constante lucha entre divas, el control del hombre o la obligación a las mujeres de ser siempre sexies.


Destaca el tema que abre el disco, y que le da título, Sheezus, en el que no solo hace una referencia al sobresaliente Yeezus de Kanye West, sino que habla de Rihanna, Katy Perry, Beyoncé, Lorde y Lady Gaga. Con un sonido distinto pero agradable y no excesivamente chocante, Lily decide jugar con nosotros, y es que alaba a las divas tal manera que es imposible que no te plantees si toda la canción (título incluido) es una simple burla. El tema pop vuelve en el primer single del disco, la chocante Hard Out Here, en la que las palabrotas, el auto-tune y los vídeos con culos y bailes eróticos (curioso que aparezca Azealia Banks después de la pelea que tuvieron ambas) se encuentra con una Allen que pretende hacer una crítica feroz a la industria pero no deja de ponerse de su lado.
Y es que, definitivamente, todos los temas que conocimos antes del lanzamiento han resultado, cuanto menos, chocantes. Tras Hard Out Here, llegó la colorida y con ciertos toques de M.I.A, Air Balloon, en la que, con una letra que guarda como doble sentido el tema de las drogas, la londinense no consigue convencerme como han hecho siempre sus singles. Otra prueba de ello es Our Time, tercer single pegadizo y mono pero que no pasa de eso.
Aún siendo eficaces, esos temas no consiguen llegar al nivel al que sí llegan algunos temas del disco, como las sofisticadas y noventeras Insincerely Yours y la madonnesca y sorprendente Close Your Eyes, sexy y pegadiza como ninguna.
La crítica continúa, como en URL Badman, en la que mezclar electrónica con sonidos de cabras supone sin duda la puyita más ingeniosa de Sheezus, sin embargo, esos cinco años han dado para mucho y otros temas han pasado por la cabeza la de 22, como las críticas hacia lo fácil que lo tuvo por el estatus de su padre en la inspirada en el hip-hop Silver Spoon o la juventud perdida al ser madre en Life For Me, que, siendo uno de los temas más sinceros, pierde algo de fuelle en el estribillo pero contiene los mejores versos y puente del disco.
Con alguna que otra horterada, como la pegadiza pero casi kitch y country As Long As I Got You (imposible no acordarse de Not Fair) o la genialmente producida balada Take My Place, Sheezus concluye con 12 temas, 14 si contamos el interludio (que, aún a pesar de ignorar totalmente el sentido de la palabra 'interludio', resulta interesante) y el cover de Keane que ha resultado, irónicamente, el hit del disco y que se queda como bonus a pesar de aparecer en la versión estándar.

En definitiva, lo que tenemos con el tercer disco de Allen es un disco eficaz, con melodías pegadizas y momentos brillantes, pero aún con los fallos que se le podía achacar a sus anteriores discos, como letras a momentos ridículas (“did I ever tell you my uncle's monkey ran away from the zoo?”), producciones algo básicas y poca cohesión entre los temas, y sin contar con un par de temazos instantáneos que hubiesen sido singles bastante más relevantes. No está mal, pero esperaba un poquito más.

6,25.

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