El álbum (aunque no es propiamente un disco) comienza con Ride, primer single. Y es que puede que comenzar los discos con el primer sencillo sea un error, pero en este caso, Ride abre perfectamente el EP. Ya hablamos de él cuando salió, es soberbio, épico, bonito, con un vídeo 10 y de las mejores canciones de Lana. Ride también sirve como una muestra al concepto del álbum: la libertad; porque, ¿qué es más paradisiaco que conducir, bailar, amar sin que nadie te pare?
Seguimos con American, otro baladón que simplemente se te mete en la cabeza y no sale (en dos días estarás todo el rato cantando ese "you make me crazy, you make me wild" del estribillo. Me cuesta elegir cuál es el mejor tema, pero American es uno de los candidatos. Atención a cuando cada vez prolonga más el "wild" del estribillo.
Cola es una de esas canciones que adoras por muy estúpidas que te parezcan, por mucho que chirríen entre el resto de temas. Y no hablo de la música, sino de ese "my pussy tastes like Pepsi Cola". Que vale, que te puede saber el tema a lo que quieras, pero tampoco es plan de que le dediques una canción. Aún así, el tema se te mete en la cabeza, resultando una mezcla de las baladas de Born To Die y sus leaks más sensuales. Atentos al momento en que canta en falsete, el cuál estoy deseando ver cómo maneja en directo.
Con Body Electric llega uno de esos momentos raros; puede que las anteriores te hayan gustado más o menos, pero lo normal es que ésta la ames o la odies. Y no es para menos, porque el tema lo conocemos desde que lo cantó en el Sónar de Barcelona, y algunos preferirán una versión y otros otra. Puede que elijas el directo, tan soberbio y casi mágico. Por el contrario, quizá prefieras la versión del álbum, en la que la voz de Lana suena menos oscura, y por tanto no destaca tanto entre el resto de canciones. En mi opinión, creo que la canción es un temazo lo veas como lo veas, y aunque la versión del álbum no me acaba de convencer, supongo que es cuestión de acostumbrarse. Eso sí, el concepto "nacidos para morir" vuelve a aparecer aquí, con una letra depresiva y que merece la pena leer. Seguramente, esto tendría que haber estado en el disco, no en la re-edición, pero el caso es que lo tenemos.
Blue Velvet siempre será un gran tema, pero en la voz de Lana sí que parece acercarte al verdadero paraíso. Un gran punto eso de hacerla tan corta, como ya dije en uno de mis Top 5, te deja con ganas de más.
Gods & Monsters realmente es un pequeño cambio en la música de Del Rey. Si bien no es She's Not Me (Ride Or Die), esa percusión, esos "ruidos" del inicio y esa letra tan explícita dan la impresión de estar escuchando algo totalmente nuevo de Lana, y eso se agradece. Para entendernos, temazo.
Todos conocíamos Yayo, el tema estrella de su segundo disco (Lana Del Ray a.k.a. Lizzy Grant), y en esta versión sigue sonando bonita, adictiva, mágica y depresiva. Me alegro que los que no hayan tenido oportunidad de escuchar el disco del que Yayo proviene escuchen el tema ahora, porque realmente merece la pena.
La verdad es que con Bel Air sí que pega un bajón considerable el disco, porque Yayo se puede hacer aburridilla y con ésta lo remata. Es escuchable, tiene una letra preciosa y muy buena, pero conociendo gran parte de los leaks de Lana, como Serial Killer, me cuesta entender qué hace aquí. Y eso que es una de las que más me gustaban en los snippets.
Burning Desire es sensual, pero quizás bastante lenta. Aún así, no se hace demasiado pesada, y resulta una buena forma de terminar el disco.
En definitiva, Lana ha conseguido plasmar el concepto contrario al de Born To Die con un EP formidable y canciones para el recuerdo. Si además lo une a buenos vídeos y a sus grandes -a la vez que sencillos- conciertos en directo, tenemos una mezcla perfecta. Bravo.
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