Tras un año duro, lleno de trabajo y pocos momentos entre medias en los que hacer todo aquello que me apetecía (entre ello, actualizar Pop Sin Ley), con el verano llegó mi merecido descanso (y espero que el vuestro también), con lo cuál lo que menos me atraía era escribir entradas después de un año en el que habré escrito cientos de miles de palabras. Aún así, si alguien no ha podido vivir sin mis reseñas de discos, le pido sinceras disculpas y le aviso de que aún quedan en el tintero críticas de discos tanto que me dejé el año pasado (véase Yeezus, Bad Blood, Days Are Gone...) y otros de este año, como el de Mariah Carey, el de Sia, el de JLo...
Doy un paro a mis vacaciones para hablar de uno de los discos que posiblemente más me hayan sorprendido y gustado este año, a pesar de aún ser agosto y de llevar fuera un par de semanas, LP1 de FKA twigs.
Conocí a twigs hace cosa de un año cuando oí un par de temas suyos, y al no caer en la suerte de escuchar Water Me (uno de sus temas clave y la gran ausencia del disco) no me convenció. Aún hoy al escuchar esos temas, me da la impresión de ser, en su mayoría, temas con unas bases absolutamente hipnóticas y magníficas pero cuya melodía se queda en algo simple y carente de interés. Y es que Papi Pacify puede tener una atmósfera oscura y sensual y algún momento potente, pero, aún siendo uno de sus temas más exitosos, no como para llenar cinco minutos de canción. Eso, en el debut de la medio jamaicana medio española de nombre Tahliah Debrett Barnett (como pa' acordarse...) está totalmente superado, con melodías muy dignas y más de un momento de ponerse los pelos de punta.
Sin duda, los grandes aciertos del disco son los dos primeros singles. Two Weeks, uno de sus temas más electrónicos y pop, es tan sexual y atrevida (“my thighs are apart for when you're ready to breathe in” es una de las frases de una letra a medio camino entre la seguridad de una mujer sexy y la desesperación de alguien enamorada de un hombre que no la tiene como primera opción) como pegadiza y sensual. Los sonidos ambientales, las percusiones a destiempo y los sonidos atmosféricos pasan a un segundo plano (aunque sin desaparecer) para dar paso a una base con influencias hip-hop, mientras que son la principal atracción de la más emotiva aunque igualmente sensual Pendulum, pieza clave del disco en la que, como un niño jugando con un juego que acaba de descubrir, twigs añade cualquier efecto y sonido que su Mac le permita: sonidos que vuelan de un auricular a otro (trémolo), reverberación, bases que desaparecen, unos click-clack que recuerdan a la ya mencionada Water Me (cuyos sonidos a base de voces son referenciados a lo largo del tema) y hasta un piano aparecen en la (aún así) minimalista y preciosista Pendulum, un tema que sin duda será un clásico de su carrera.
Aunque sin llegar al nivel de las dos anteriores, otros puntos fuertes van apareciendo en el disco, desde Numbers, en el que twigs juega con un precioso estribillo, dándole formas y texturas, quitando y poniendo hasta llegar a una canción sencilla pero con varios climax; hasta Kicks, un tema bastante más pop en su melodía que habla de cómo se masturba mientras espera a que su amado la corresponda y que juega con distintos sonidos de inspiración hip-hop (desde esos backing vocals agudizados y agravados hasta esos beats que dan momentos tan redondos como los primeros versos, sencillamente adictivos). Sin olvidarnos de la hipnótica Closer, con una lenta pero atractiva melodía con mucha reverberación (a lo iglesia) que culmina en un estribillo delicado perfecto y unos “isolation” que, por lo menos en mi caso, son una de las cosas que más recuerdas tras la primera escucha.
Sin embargo, aunque algunos medios se empeñen, LP1 no es un disco perfecto. Es un debut magnífico, con momentazos y que demuestran que esta británica que apareció en tantos vídeos de popstars que tenía un caché más alto que el resto de bailarinas no es una de esas moderneces que intentan colarnos como revolución sino que tiene talento; no obstante, quizás por la gran cantidad de productores, el disco en ocasiones parece olvidarse de esas atractivas atmósferas que decoran sus preciosas baladas para dar lugar a bases de estilo más bien feísta que más que aportar a la sensualidad de la voz de la chica, lo estropean. Hablo de, por ejemplo, Preface, la intro del disco que, aún siendo una clara referencia a Water Me y recordar al trip-hop de los Massive Attack con esa voz masculina, es más bien feilla, a medio camino entre una horterada hip-hop y un torpe acercamiento a sonidos más orientales; o Hours, con un puente a mitad del tema tan erótico como perturbador pero cuyos versos y estribillo son más bien tirando a lo irrelevante en un disco lleno de melodías impecables.
Mención especial, sin duda, a la portada; la música de twigs siempre ha sido un ejercicio audiovisual, con vídeos tan buenos como el perturbador How's That o el sencillo pero hipnótico Water Me; y eso es algo en lo que no decepciona esta vez. Desde el photoshoot del álbum, con imágenes de ella totalmente desfiguradas (algo muy común en la autora, Jesse Kanda) hasta el casi kitsch y sexualizado vídeo de Two Weeks. Son pequeños detalles que ayudan a que un disco tan bueno como este, aún a pesar de sus fallos, no quede en el olvido sino que FKA se esté labrando un nombre en la escena alternativa y no esté pasando desapercibida.
8,9.
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