Se nota realmente que es un disco hecho por maestro y alumno: el primero, Jay-Z, se ocupa de la escritura; y West se ocupa de lo que le da la grandeza al disco, el punto fuerte: la producción.
Claramente, una buena producción puede no ser nada con una escritura pésima, pero Jay-Z demuestra que sigue siendo uno de los reyes del rap, con letras fuertes y poderosas. Por resumir, podríamos decir que el maestro crea un muy buen rap, y el alumno lo convierte en un genial hip-hop; eso sí, junto las poderosas manos de 88-Keys, Jeff Bhasker, Mike Dean, Hit-Boy, Don Jazzy, Kyambo Joshua, Sham Joseph, Anthony Kilhoffer, Ken Lewis, The Neptunes, Q-Tip, Gee Roberson, RZA, Swizz y S1.
El segundo corte del disco parece metido ahí con calzador: Lift Off, con Beyoncé. La voz de ella suena impresionante, no podía esperar menos de esta mujer. Sin embargo, la producción del tema parece hecho por un productor de Beyoncé. Es como si a una versión nigga de I Care le hubiesen puesto una versión más cañera de la base de Crazy In Love y hubiesen metido a los dos raperos.
Después del exitoso y, para mí, sobrevalorado tercer single, Niggas In Paris, nos encontramos con otra de las joyas del disco: Otis. La canción, que toma su nombre por samplear a Otis Redding en Try A Little Tenderness, muestra lo bien que queda lo vintage con el rap.
Después de la notable "Gotta Have It", en la que brilla la capacidad de escritura de Jay-Z, aparece la floja New Day, que recuerda a la etapa cursi de 808s & Heartbreak de West.
Tras una salvaje Gotta Have It y unas mediocres en su escritura Welcome To The Jungle y Who Gonna Stop Me, vienen las geniales Murder To Excellence y Why I Love You. La primera parece una versión de la genial POWER, de West, con instrumentos acústicos; toda una delicia. La segunda, y última del disco, tiene un más que irresistible e informáticamente editado coro por Mr. Hudson, al ritmo de "Oooh, I love you so, but why I love you? I'll never know". Entre esas dos canciones está la más que prescindible Made In America, que no merece la pena comentar.
Watch The Throne es, sencillamente, un trabajo muy bien hecho. Tiene puntos bajos, pero los puntos buenos son más y de mayor magnitud. La unión de dos genios en un disco que recomiendo tanto a los adictos al hip-hop como a los que no son tan fanáticos.
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