jueves, 24 de abril de 2014

Katy Perry - vídeo de 'Birthday', para no parar de reír.


Katy Perry sigue promocionando su tercer disco, PRISM, sacando singles que con casi total seguridad serán número 1 y vídeos que sin duda no se quedarán con menos de 100 millones de visitas (el del flop Unconditionally está a un millón de conseguirlo). Si, a parte de ese segundo single en el que Katy se ponía soberbia para el interesante vídeo, los otros dos singles tuvieron unos vídeos hechos siempre en toque cómico (con bastante más acierto en Roar que en Dark Horse, en mi opinión), Birthday, cuarto single del álbum, no podía ser menos.

Las cosas claras, Birthday no es, ni de lejos el mejor tema del disco (te saludo, Legendary Lovers). Ni siquiera es el que mejor podría hacerlo como single (¿alguien ha dicho This Is How We Do?). Pero el tema parece gustar a la californiana, porque no solo lo ha lanzado como single, sino que tanto el vídeo como el curradísimo lyric vídeo parecen mostrar que Perry no va a lanzarlo y ver que pasa, sino que, como siempre, va a ir a por todas. Las baladas siempre le fallan (The One That Got Away hizo honor a su título y fue el único número uno que se le fue en Teenage Dreams, al igual que Unconditionally), así que ya es tarde para lograr un disco con todos los singles en lo alto de Billboard, pero que nadie diga que la chica se rinde.

El vídeo de Birthday, que es a lo que voy, es sencillamente uno de los mejores vídeos que se ha lanzado en el 2014. Sí, así como lo lees. Y es que, alejándose de toda pretensión y mostrándonos que es una cachonda, la dueña de Kitty Purry se disfraza de una bailarina de cabaret octogenaria, un extraño animador de Bar Mitzvah, un payaso alcohólico, un encantador de animales y una princesita enganchada a Twitter (atención al buenísimo momento en el que deletrea su usuario), yendo a fiestas supuestamente reales (creerlo o no ya depende de cada uno) y destrozándolas, para luego decir '¡eh, que soy Katy perry!'. Me encantaría ver el momento de la fiesta de los ancianos y ver su cara al darse cuenta que nadie de 80 para arriba sabe quién es.
En definitiva, que el vídeo es original, divertido y a pesar de sus ocho minutazos, se hace muy ameno. Eso sí, ese momento final en el que vemos a Katy en sujetador pero aún disfrazada del animador judío (pelo en pecho incluído) es bastante espeluznante.

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