Si podemos clasificar al triunfador de la gala de anoche, ése sería Timberlake. Justin Timberly, como le llamó el presentador en dos ocasiones, no solo recibió un premio honorífico -en cuya presentación llena de halagos, el ex-N'Sync se emocionó-, sino el premio más importante, el de Video del año por Mirrors.
Timberlake siempre se ha caracterizado por no dar importancia a la duración media establecida en el pop; sus canciones suelen llegar a los 8 minutos -Mirrors, por ejemplo, dura seis-, y eso lo mostró en su actuación. No fue una actuación espectacular respecto a coreo o ambientación, pero sí lo fueron su voz y la elección de temas, sorpresa -aunque todos lo sabíamos- incluída.
Unos veinte minutos de actuación en la que Justin cantó muchos de sus hits -sonaron Take Back The Night, su último single; SexyBack, My Love, Like I Love You, Cry Me A River, Señorita, Rock Your Body y la triunfadora de la noche, Mirrors-.
Pero eso no fue lo único. Llevándonos de vuelta a los inicios, los N'Sync se reunieron para bailar como ellos saben hacerlo junto a dos de sus hits: Girlfriend y Bye Bye Bye.
Demasiado larga, sin duda. Pero fue una actuación épica, de las mejores de la historia de los VMA, con una gran voz, una gran coreografía y, sobre todo, un guiño a sus fans de todas las épocas.
Claramente recomendable.
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