Por supuesto, esto no desapareció en los VMA. Un servidor esperaba una actuación memorable de su nuevo tema, Wrecking Ball, pero no. De un oso gigante salió vestida de corsé Miley. Que si movimientos provocativos, sacar la lengua, mover el culo como en el vídeo... No cantó mal, eso es cierto, pero no hizo más que ser la teen-whore que es en el vídeo de We Can't Stop. Muchos osos y ya está, actuación hecha.
No espero que vuelva la Miley Cyrus de la era Hannah Montana, creo firmemente que las artistas deben crecer. Pero no así, sin duda, no.
Pero lo peor no llega con We Can't Stop. Empieza Robin Thicke con su hit Blurred Lines, y la ex-Montana se queda en sujetador y bragas color carne y “baila”, tocándole la entrepierna a Robin, besándole el cuello y poniendo el culo en su aparato.
Por suerte, el bochornoso momento no dura mucho, y 2 Chainz llega con un despliegue de bailarinas que me encantó; después llegó el nuevo single de Robin Give It 2 U -¿todas sus canciones son de dar algo a alguna mujer?-, en el que Miley quedó relegada al puesto de bailarina, aunque poco bailar y mucho tocarse.
Y así acabó una actuación que, para mi gusto, fue bastante patética. Miley no necesita sujetadores color carne ni movimientos medio epilépticos medio sensuales para ser sexy, pero mientras ella lo descubre, yo seguiré criticando sus actuaciones. Menos mal que el segundo single es una balada.
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