lunes, 26 de agosto de 2013

MTV VMA 2013: actuación de Miley Cyrus/Robin Thicke/2 Chainz.

Seguramente, más de uno piense que odio a Miley. No he sido precisamente un aluvión de halagos para ella desde que salió el vídeo de We Can't Stop, pero no es para menos. Creo que la chica, a parte de una muy buena voz -tiene un timbre super agradable como Rihanna pero sabe usar mucho mejor su voz que la de Barbados-, tiene un talento al componer increíble. Al contrario que a todo el mundo, a mí no me empezó a gustar desde el principio con Hannah Montana, sino con aquel gran disco llamado Can't Be Tamed. Quizás por eso, porque demostró mucho con aquel álbum -el primero después de Hannah Montana-, ahora la critico tanto. Miley ha querido crecer desde que acabó la serie de Disney Channel, y al principio iba bien. Crecer con dignidad es lo que hizo ella con su anterior álbum, lo que ha hecho Selena Gomez o lo que ha hecho Demi Lovato. Pero lo de ahora, a parte de ser horrible, es tan poco natural, tan forzado, que Miley parece más que una chica que ha crecido, una marioneta de la discográfica.
Por supuesto, esto no desapareció en los VMA. Un servidor esperaba una actuación memorable de su nuevo tema, Wrecking Ball, pero no. De un oso gigante salió vestida de corsé Miley. Que si movimientos provocativos, sacar la lengua, mover el culo como en el vídeo... No cantó mal, eso es cierto, pero no hizo más que ser la teen-whore que es en el vídeo de We Can't Stop. Muchos osos y ya está, actuación hecha. 
No espero que vuelva la Miley Cyrus de la era Hannah Montana, creo firmemente que las artistas deben crecer. Pero no así, sin duda, no.
Pero lo peor no llega con We Can't Stop. Empieza Robin Thicke con su hit Blurred Lines, y la ex-Montana se queda en sujetador y bragas color carne y “baila”, tocándole la entrepierna a Robin, besándole el cuello y poniendo el culo en su aparato.
Por suerte, el bochornoso momento no dura mucho, y 2 Chainz llega con un despliegue de bailarinas que me encantó; después llegó el nuevo single de Robin Give It 2 U -¿todas sus canciones son de dar algo a alguna mujer?-, en el que Miley quedó relegada al puesto de bailarina, aunque poco bailar y mucho tocarse. 
Y así acabó una actuación que, para mi gusto, fue bastante patética. Miley no necesita sujetadores color carne ni movimientos medio epilépticos medio sensuales para ser sexy, pero mientras ella lo descubre, yo seguiré criticando sus actuaciones. Menos mal que el segundo single es una balada.

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