sábado, 10 de agosto de 2013

Rihanna - Loud, el disco que lo cambió todo.

Habían pasado 21 meses desde aquel fatídico hecho en el que Chris Brown decidió darle una paliza a Rihanna. Tras eso, la de Barbados, que había pasado a ser noticia día sí y día también por su vida personal, parecía haber dado un rumbo a su carrera con aquel oscuro y retorcido Rated R, disco que no solo le concedió la consolidación como personaje importante en el pop, sino también el afecto de millones de fans que se enamoraron perdidamente de aquel álbum lleno de baladas y temas oscuros. Parecía que quedaba lejos la cantante de temas fiesteros como Disturbia o Don't Stop The Music. Sin embargo, con una de las mejores portadas de su carrera -con permiso de la impecable carátula de Good Girl Gone Bad-, Rihanna Robyn Fenty nos presentaba Loud. Estábamos en una época en la que Lady Gaga reinaba absolutamente el pop internacional. Ese mismo verano, había lanzado Alejandro, el último single de su exitoso disco The Fame Monster, y el mercado estaba libre y deseoso de más temas electropop pegadizos, y si algo ha sabido demostrar Rihanna -o, más bien, su equipo- es que sabe cómo amoldarse a lo que pide la industria. Loud bebía de aquel Good Girl Gone Bad que tan bien le funcionó, pero también de Gaga, de la Britney de Blackout, de la Madonna de Confessions On A Dancefloor y de la Kesha de Animal. Todo eso, unido a un buen sentido de previsión respecto a lo que se pondría de moda en los futuros años, dio como fruto el quinto álbum de Rihanna, el que hizo que reinase en el pop actual -posición que, casi tres años después, aún mantiene-.

El álbum abre fuerte con los “na na na, c'mon” de S&M. Nunca ha sido la mejor canción de Rihanna, pero es uno de esos temas que son salvados por la producción. Los “oh, oh, oh, oh, oh” que canta un coro encabezado por Rihanna en las estrofas dan el toque pop, y los beats ponen el tema a la moda electropop. Cumpliendo perfectamente su cometido, el tema en el que la Fenty declara que los palos y las piedras pueden romper sus huesos pero las cadenas y los látigos la excitan es un rompepistas. Y vaya si las rompió. 8,25/10.
El pop sin complicaciones electrónicas llega junto a Drake en What's My Name. Es una pareja con química, lo demostrarían luego en Take Care, y aunque Drake aquí de uno de sus peores raps, el tema suena fresco, apto para ir abriendo el apetito. Una fórmula muy usada pero aún eficaz -esos “oh, na na” se te meten en la cabeza y no salen- y un buen resultado. 7,75/10.
Cheers (Drink To That) es uno de esos despropósitos que se hacen de vez en cuando. Ya de por sí el tema es uno de los peores que le han compuesto a Riri, pero si le añadimos un sample de aquel I'm With You de Avril Lavigne -que, a lo mejor quedaba bien en el tema de la eterna adolescente, pero aquí da dolor de cabeza- hace que tengamos un tema desechable. Y suena demasiado parecido al Last Friday Night (T.G.I.F) de Katy Perry -quien sacará single pasado mañana-. 4,75/10.
Que Rihanna siempre ha tenido influencias del R&B no es algo que cueste descubrir; con escuchar un disco de ella te das cuenta. El primer tema que no fue single es Fading, en el que el pop y el dance se alejan para dar lugar a un tema que, sin ser maravilloso, se agradece, pues, generalmente, los temas R&B en los disco de Riri suelen ser de relleno, y éste sin duda no lo es. 7,25/10.
El primer single, el temazo electropop. Only Girl (In The World) es uno de esos temas que suenan comerciales y, a la vez, nada genéricos. Uno de esos que ocurren pocas veces. Una melodía pop de la marca Rihanna unida a una producción house -la cual, por cierto, se luce más en las estrofas que en el estribillo- que forman una máquina con un éxito más que merecido. Una joyita. 9,5/10.

Un poco extraña la colocación de los temas en el disco, porque si después del medio tiempo que es Fading nos cuelan la bomba Only Girl (In The World), parece que el disco va a explotar su parte cañera y a subirnos el ánimo. Al contrario. El disco nos relaja -y, para qué negarlo, nos aburre un poco- con California King Bed, aquella balada a medio tiempo entre el R&B y el pop que, por alguna extraña razón, fue single. Ni es malo, ni es bueno, simplemente sobra un poco. 5,75/10.
Sin embargo, el bajón dura poco. No es la primera vez que hablo de Man Down ni será la última, porque esta maravilla a medio camino entre el reggae y el pop más pegajoso es, sin duda, una de las mejores canciones de la carrera de Rihanna -y eso que no faltan temazos en sus siete discos-. Melancólica y a la vez alegre, sencillamente lo mejor del álbum. 10/10.
Ya era raro que llevase tanto tiempo sin hablar de Nicki Minaj. La rapera popstar se cuela en Loud con Raining Men. Pues vale, parece que pretenden repetir la fórmula de S&M y no, no llega. Ni siquiera el rap de la Minaj es de lo mejor. Además, ¿no os recuerda muchísimo The Boys -el single que lanzó Nicki con Cassie- a este tema? 4/10.
La balada que sí que debería haber sido single. Complicated recuerda mucho a Rated R -aunque la producción busque alejarlo del todo de cualquier toque oscuro que pueda tener-. Intensa y bonita, una canción que repetiría hasta la saciedad después con otras como What Now o Fool In Love. Y, aunque en el segundo estribillo la arruinen un poco con ese beat choni, destaca bastante en el disco. 8,5/10.
Aunque pueda parecer más de lo mismo, Skin es un tema totalmente único en la carrera de Riri. Ha hecho más temas oscuros y sensuales, pero siempre tenían mucha caña. Skin suena sexy, suena oscuro, pero también es lento y retorcido. Una maravilla. 7,5/10.
Que Rihanna y Eminem tuvieron un éxito exagerado con Love The Way You Lie, es cierto, aunque el tema lo merecía porque es grandioso. Que segundas partes nunca son buenas, también lo es. Y no es que Love The Way You Lie (Part II) sea malo. Es simplemente que la idea de que Eminem rapease en las estrofas y Rihanna cantase en el estribillo era muy buena, pero aquí Riri se pasa un poco y Eminem parece, sencillamente, sobrar. No podía salir bien, estaba claro. 4/10.

Estamos acostumbrados. Los álbumes de Rihanna siempre son así: temazos y relleno. Sin embargo, en Loud, la de Barbados parece conseguir un equilibrio, con un par de temas de relleno pero muchos, muchísimos temazos -tengamos en cuenta que el disco tiene nada más que once tracks-. Un buen disco pop al que Rihanna debe de tener un cariño especial, porque es, sin duda, el que la catapultó.

“You're not easy to love.”



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